El Equipo Argentino de Antropología Forense: pieza clave en la búsqueda e identificación de desaparecidos
Redacción Avances24/03/2021 10:00 pm Facebook Twitter Telegram Email Print
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es uno de los actores fundamentales de los derechos humanos en la Argentina y el sostén central del Estado en la búsqueda y recuperación de los cuerpos de desaparecidos.
Fundado en 1984 a instancias de Abuelas de Plaza de Mayo para buscar desaparecidos y recuperar niños apropiados, el Equipo lleva identificados más de 900 cuerpos sólo en Argentina.
Su última intervención de envergadura se produjo en enero de este año en Campo de Mayo, principal predio del Ejército Argentino y el más grande centro clandestino de detención del Primer Cuerpo en tiempos de la dictadura, para buscar restos de detenidos-desaparecidos que fueron vistos por testigos que luego declararon en juicios de lesa humanidad.
Para el rastrillaje de las 5 mil hectáreas, el Equipo aplicó por primera vez en el país la tecnología LIDAR, un sistema de escaneo láser aéreo que detecta anomalías en el terreno que pueden corresponderse con enterramientos clandestinos.
Una vez que la Universidad Nacional de La Plata termine de analizar los datos obtenidos y se detecten las ‘zonas de interés’, el EAAF iniciará la etapa de excavación, aplicando para eso técnicas de arqueología tradicional en la búsqueda de restos, que de encontrarse serán analizados y cotejados con la base de datos genéticos, para así identificarlos.
PIONERO.
El Equipo fue pionero en el mundo en la aplicación de las técnicas arqueológicas a casos de violaciones a los Derechos Humanos, más precisamente en junio de 1984, cuando abrieron una tumba en el cementerio de Boulogne buscando a una desaparecida que no encontraron pero que selló su compromiso con los principios de Memoria, Verdad y Justicia.
Casi cuatro décadas más tarde, el equipo sigue liderando la referencia mundial científica en antropología forense al punto que su actual director ejecutivo, Luis Fondebrider, fue elegido recientemente para dirigir la Unidad Forense del Comité Internacional de la Cruz Roja, con sede en Ginebra.
Fondebrider reemplazará al chileno nacionalizado argentino Morris Tidball-Binz, también miembro fundador del EAAF y su primer presidente, quien en 2003 dejó el Equipo para hacerse cargo de la máxima instancia forense de la Cruz Roja por, entre otros méritos, haber fundado justamente el EAAF.
Fondebrider, todavía director del EAAF aunque por poco tiempo más, llegó a la antropología de la mano del sociólogo, antropólogo y divulgador Guillermo Magrassi, que lo vinculó con las expediciones arqueológicas en la Patagonia y le abrió el camino para su carrera posterior en la antropología forense.
Fondebrider es usualmente convocado por Gobiernos y fundaciones para que planifique intervenciones, como así también es convocado para capacitar profesionales en todo el mundo como parte de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Forenses y Derechos Humanos, que el EAAF fundó en 2017.
El récord de identificaciones del Equipo se produjo en 2019, con 115 devoluciones de identidad, a raíz de los análisis genéticos de los soldados desconocidos enterrados como NN en Malvinas, en el cementerio de Darwin, que yacían allí bajo una lápida que decía «Soldado argentino sólo conocido por Dios».
Un equipo interdisciplinario coordinado por la Cruz Roja inició los trabajos de excavación en Darwin en junio de 2017, en medio del invierno de Malvinas, para rescatar del anonimato a esos soldados que los ingleses habían inhumado en 1982, apenas terminada la guerra.
Con Tidball-Binz por la Cruz Roja y Fondebrider por el Equipo, se iniciaron las tareas que consistían en retirar el cajón con el cuerpo, tomar una muestra para ADN, relevar todos los objetos que pudiera tener guiándose por radiografías, para finalmente devolverlo a la misma tumba, con un nuevo envoltorio.
El procedimiento se desarrolló con absoluta fluidez y en poco más de un mes se habían relevado las 122 tumbas que correspondían a soldados NN, cumpliendo así con una deuda del Estado para con los familiares que, habiendo muchos viajado a Malvinas, no sabían dónde estaban enterrados sus familiares. (Télam).